FRONTERA SUR: La migración es un derecho

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Mujeres en Zona de Conflicto trabaja en Marruecos desde hace 23 años, con proyectos y programas de desarrollo y acción humanitaria en la región Tánger-Tetuán-Alhucema. Nuestra población beneficiaria son mujeres y hombres, niñas y niños marroquíes en condiciones de pobreza, exclusión y vulnerabilidad. Al trabajo con población marroquí sumamos las acciones emprendidas con la población migrante subsahariana en Tánger. A lo largo de estos años hemos visto la manera en la que se ha acrecentado la seguridad policial militar en la frontera sur, en detrimento de la seguridad humana.

La presión que ejerce la pobreza y la pobreza extrema obliga a millones de personas a salir de sus hogares en busca de una vida mejor, o simplemente de una vida, su vida. 

Miles de estas personas, 8.000, entraron entre el lunes 17 y martes 18 de mayo a Ceuta, de las cuales 1.500 menores, que no pueden ser expulsados y deben tener un trato individualizado. Han cruzado sobre todo hombres jóvenes, pero también había familias con sus hijos e hijas, en su mayor parte marroquíes, y en menor medida subsaharianos, a pie o a nado hasta alcanzar una frontera que sabían abierta, pues la policía marroquí, por decreto, miró hacia otro lado, en un gesto de ajuste de cuentas y presión a España por los desencuentros diplomáticos a causa del Sáhara Occidental.

En medio de todo, la instrumentalización de la necesidad de las personas que ven en el sueño migratorio la única salida para huir de la miseria, del hambre, de la persecución por motivos diversos y de la guerra. Cuatro mil de estas personas han sido ya deportados en caliente, lo cual contraviene la legalidad en materia migratoria, ya que no estaban en frontera, sino en territorio español y España garantiza una serie de derechos, que se les ha negado a estos migrantes con la expulsión. Además, no se ha entrado a verificar la situación de cada una de estas personas, para saber si podían reclamar el derecho de asilo o refugio por circunstancias determinadas, que pongan en riesgo su vida o su seguridad en sus países de origen.

España les ha devuelto a Marruecos y desde el Tarajal han sido subidos a autobuses que los ha distribuido a puntos diversos del territorio marroquí, sin informarle a ninguna de estas personas a donde los llevaban.

Mientras tanto la Unión Europea recuerda a Mohamed VI que Ceuta es la frontera europea y el gobierno de España habla de garantizar la integridad de nuestras fronteras, obviando que todas las personas somos titulares de derechos, los migrantes también.

El mundo desarrollado se blinda frente al derecho de las personas migrantes y al mismo tiempo reduce sustancialmente las ayudas a los países en vías de desarrollo, que son los mismos países de los cuales proceden en su mayor parte la población migrante.   Lo que está en juego, una vez más, son los derechos humanos, la salud de las democracias y el estado de derecho.