Mensaje de wasap enviado por Ana Martín coordinadora a nivel estatal del área de Derechos Sociales y Trata de Personas de la ONGD Mujeres en Zona de Conflicto y delegada en Huelva a Mila Ramos, presidenta de MZC.
“El jueves pasado las inundaciones arrasaron un asentamiento en
Lepe, y ante la indignación por el abandono de las administraciones, decidimos
armarnos de nuevo de paciencia y calma para dejar de pelear lo justo y parchear
la miseria con los escasos recursos que contamos, acogiendo a las 2 mujeres que
al final del día continuaban sin encontrar un espacio donde refugiarse. Porque
es urgente y necesario. Solo unos días, porque la prioridad es volver al tajo,
a remontar de la nada en la que ya viven y seguir resistiendo. Contar con una
cama donde descansar, una ducha caliente y una cocina, unas paredes que
resguardan del frío y de la indigencia. Pero es solo un espejismo. Y
duele.
Una mujer dividida entre familia y maternidad malvive en un asentamiento con
una bebé. Pide ayuda, la rechaza, oculta su realidad, la reconoce, vuelve a
pedir ayuda, la vuelve a rechazar. Sobrevive rodeada de personas, guardias,
técnicos de Ayto., Ongd, menores, que miran con condescendía, con lástima,
quizás también con impotencia, pero desde la barrera. Y ella continúa danzando
entre los miedos y la incertidumbre. Mientras tanto la niña aprende a comer y a
relacionarse entre cartones, perros y latas de cerveza. Una agresión física,
una denuncia por amenazas y un aborto después, decide tomar las riendas y
proteger a la niña de su realidad. Decide continuar sin ella mientras se
recupera. La prioridad es aliviar la presión familiar, que desconoce su
situación. 4 días en un espacio seguro, limpio. De nuevo una cama y una ducha
caliente, para ella y su hija…. Repensarlo todo de nuevo, y preparar la
separación para continuar resistiendo. Acompañar este proceso y contener el
arrepentimiento y la rabia.
Y de nuevo otro incendio en asentamiento, después de días de amenazas, de nuevo
volver a la nada. Miradas perdidas ante el escombro que antes quería ser hogar.
Desesperación y frustración. Ansiedad y rabia ante una situación ya anunciada y
ante la que nadie quiso actuar. Aunque esta vez si había denuncia. Y como
siempre, la caridad actúa rápido pero las soluciones no llegan. 2 mujeres que
no consiguen una cama donde pasar la noche, que se retiran por unos días para
recuperar el aliento, una cama limpia y una ducha caliente. Y volver a la nada.
Al no mundo que son los asentamientos de nuestro querido Estado de Derecho.
Donde resisten lo que nadie quiere ver. Y nosotras contenemos, parcheamos,
acompañamos su miseria, su indignación. Porque la solución solo pasa porque
miremos todos, sin pena, sin lástima, con justicia, con dignidad, con derechos.
Mila, esperamos estas realidades en otros países y nos preparamos para ello, y
a ratos nos frustramos como cooperantes por no avanzar. Y nos lo encontramos en
casa todos los días”