El proyecto de acción humanitaria “Asegurar la subsistencia de la población de Bamba y favorecer la participación en la construcción de la paz, atendiendo a principios humanitarios de justicia de género” financiado por el Ayuntamiento de Córdoba, que comenzó su andadura a principios del mes de julio de 2016 en la República de Malí, Región de Gao, y mas concretamente en la Comuna de Bamba, está siguiendo su curso satisfactoriamente.
Bamba es una comuna rural de 28.524 habitantes, perteneciente a la región de Gao, en el círculo de Bourem. Su población constituida por una mayoría Songhoy (Songhoi originales y los ture mestizos de españoles y marroquíes), que conviven con belás, árabes, tamasheqs, y algunos comerciantes que vienen del sur de Mali (Bambaras y bozos).
La población vive de la agricultura, especialmente del cultivo del tabaco, siendo Bamba la mayor productora de tabaco del norte de Mali. Cultivan también arroz. Pero ninguna actividad se ha desarrollado con normalidad desde la ocupación y la guerra. Se practica también la ganadería, la pesca en el Níger y el pequeño comercio.
Las mujeres de Bamba tienen muy pocas posibilidades de desarrollar actividades que les proporcionen recursos.
Bamba es una de las poblaciones que más sufrieron la ocupación de 1994, fue atacada por el Frente Islámico Árabe un día de mercado y hubo muchos muertos, ya que las personas quedaron atrapadas geográficamente entre el desierto y el río Níger. La ocupación en 2012 ha sido casi instantánea, una vez que el pueblo fue tomado por MNLA (Movimiento para la Unidad del Azawad) y el MUJAO (Jihad en África del Oeste). Los grupos armados islamistas impusieron por la fuerza la Shariá (ley islámica que constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal).
Además de los duros efectos sobre las personas, acabaron con la precaria economía al prohibir el cultivo de tabaco y destrozar todas las plantaciones. Una buena parte de los habitantes pudieron salir hacia Gao ciudad y hacia Bamako, pero ahora están volviendo y no cuentan con ningún recurso para la supervivencia por la destrucción causada por las fuerzas de ocupación y por la sequía devastadora.
A consecuencia de esta situación la problemática humanitaria en Malí se puede resumir en, hambruna a consecuencia de la sequía, agravada por la pobreza extrema y por la devastación causada por la guerra.
La dificultad de acceso al agua potable; aunque existen pozos, resultan ineficaces por ser pozos tradicionales que se secan en la época dura, o bien por la destrucción sufrida durante el conflicto, en las bombas de extracción o en el sistema de sondeo.
Carecer de recursos para alimentar al ganado; este también acusa la falta de agua. Para estas poblaciones el ganado es un medio de existencia, un seguro para garantizar los mínimos del sustento. Si no se asiste urgentemente a las personas se proveen los medios de subsistencia, se reduce la capacidad de resiliencia.
El proceso de paz iniciado con la firma de los acuerdos de Ouagadougou y Argel genera desconfianzas en estas poblaciones heterogéneas, dónde el sufrimiento ha sido extremadamente intenso por parte de todos, pero especialmente el de las mujeres y las niñas, expuestas a todo tipo de vejaciones, privaciones y violencia, incluida la violencia sexual.
Con motivo de esta grave situación el proyecto que realiza MZC, con TEMEDT como contraparte en Mali, trata de combinar la distribución de ayuda, con la construcción de capacidades locales de las mujeres, con el fin de permitir un sustento económico, a la par que se trabaja de manera participativa en pro de una paz inclusiva.
Aquí se muestran algunas imágenes de lo que dio de sí la distribución gratuita de alimentos a las familias vulnerables, con el fin de aportar asistencia nutricional a las mujeres embarazadas, enfermas y a las/os niñas/os en situación de riesgo.