El proyecto financiado por la Excma. Diputación de Cáceres en su convocatoria 2019, “Fortalecimiento de los mecanismos de apoyo a mujeres migrantes subsaharianas en el norte de Marruecos, para la erradicación de la trata de personas con fines de explotación sexual” supone una apuesta firme y decidida para aliviar la situación de las mujeres y menores subsaharianos en Marruecos, cuyas de vida son extremadamente frágiles, presentando una elevada vulnerabilidad.
La falta de recursos económicos conlleva que la población migrante subsahariana afronte un gran número de dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Abusivos precios de alquiler y sin contrato legal (documento necesario para tramitar la regularización), hacinamiento y malas condiciones higiénicas unidas a las dificultades que tienen para encontrar trabajo perpetúan esta situación de precariedad. La falta de recursos dificulta también el acceso al sistema sanitario, que en Marruecos no es un servicio totalmente público y universal. A esto unimos el racismo de la población marroquí, que dificulta la integración y arraigo de los y las migrantes en el país.
Las mujeres migrantes subsaharianas se ven obligadas a mendigar y ejercer la prostitución para poder cuidar de sus hijas e hijos, muchas de ellas fruto de embarazos no deseados durante el tránsito y directamente relacionados con la violencia sexual, así como en algunos casos a causa del desconocimiento sobre métodos anticonceptivos. Los hombres en escasas ocasiones se hacen responsables de estas hijas e hijos, incluso existiendo una relación de pareja relativamente estable, con la justificación de que ellos tampoco tienen recursos para hacerse cargo de un menor. Por tanto, la mayoría de mujeres migrantes subsaharianas con hijas e hijos a cargo en Marruecos son madres solteras.
El bloqueo de población migrante subsahariana en el norte del país esperando a cruzar las fronteras europeas sin vías legales y seguras es uno de los motivos que hacen que un número significativo de personas migrantes sean víctimas de las mafias de tráfico de personas. Estas mafias se adaptan a los flujos migratorios, que van cambiando como resultado del control y represión de la migración en los países y ciudades fronterizas con Europa. En esta línea, entre julio y septiembre de 2018 fueron arrestadas y desplazadas a la fuerza más de 6.500 personas a través de intensas redadas realizadas por la policía marroquí.
Las mujeres y las niñas están expuestas a todo tipo de violencia, incluida la violación, el abuso sexual, embarazos forzosos, matrimonios forzosos, esclavitud sexual, abortos forzosos y trata de personas con fines de explotación sexual y otras formas de trata, como la mendicidad y la trata laboral. El impacto del proyecto en la población meta ha sido altamente importante, pues a través de las actividades realizadas hemos podido intervenir con mujeres y niñas altamente afectadas por diversas formas de VBG, para restituir su equilibrio emocional y aportarles herramientas para su resiliencia como mujeres y como ciudadanas. Tanto ellas como sus hijas e hijos han visto mejorada su situación general, aumentadas sus condiciones nutricionales y han tenido acceso a los servicios de salud.
Ahora más que nunca, es prioritario que no cesemos la prestación de los servicios que las ONGD tanto locales como internacionales estamos ofreciendo, que, aún siendo insuficientes, son extremadamente necesarios, pues cuanto más frágil es el contexto en el que nos desenvolvemos, más aumenta la VBG en cualquiera de sus formas, incluida la trata de mujeres y niñas.
Ni la tierra, ni las mujeres somos territorio de conquista.
Una frase encontrada en una pared y firmada por “Mujeres Creando”