Las guerras, el mayor de cuantos atentados puede haber contra los derechos humanos, son, además, una oportunidad de negocio para todas aquellas personas y entidades que ven el lucro en el sufrimiento ajeno, en este sentido, sabemos fehacientemente, que el excedente de violencia que arrojan las guerras, tiene un efecto devastador en las mujeres, las niñas y los niños. El campo de batalla se instala en cada uno de los cuerpos cosificados/clasificados/reducidos al negocio del horror.
Aún tenemos presentes los ecos de Bosnia, y lo que supuso para las mujeres las violencias desmedidas, en su mayor parte sin reparación a día de hoy, mujeres de alguna de las partes en conflicto obligadas a la prostitución forzosa y a la esclavitud sexual; mujeres y niñas provenientes de Rumania, Croacia, Ucrania, Bielorrusia o Moldavia, a las que se les prometían trabajos de camareras o modelos y acababan con sus pasaportes retirados y obligadas a prostituirse en algunos de los burdeles que proliferaron por todo el país, tal y como documentó y denunció la señora Kathryn Bolkovac, miembro de la policía europeo en Bosnia en 1999.
La guerra de Ucrania está siendo desde el minuto uno territorio fértil para las mafias de TSH, el Grupo de Expertos en la Acción contra la Trata de Seres Humanos (GRETA) del Consejo de Europa ha alertado desde el inicio del conflicto, del alto riesgo que corrían mujeres y niñas de ser víctimas de trata, no en vano, de los más de cuatro millones de personas que han buscado refugio fuera de las fronteras de Ucrania, el 90% son mujeres y menores.
Ya es un hecho que, al amparo de la solidaridad generada, las mafias han fletado autobuses y coches particulares para ir hasta la frontera con Polonia y traerse a mujeres en la falsa promesa de un trabajo o simplemente de prestar una ayuda a su situación de refugiadas; estas mujeres y menores terminan con el pasaporte retirado y obligadas a prostituirse en calle o en alguno de los burdeles que llenan de vergüenza nuestras carreteras.
Desde Mujeres en Zona de Conflicto exigimos al gobierno de España que se extremen las medidas de seguridad para las mujeres y las niñas refugiadas y se activen todos los protocolos necesarios para prevención, detección precoz e identificación de víctimas de TSH.
Exigimos que el gobierno de España garantice el cumplimiento íntegro de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre mujer, paz y seguridad 1325 y siguientes, poniendo el énfasis en la protección de las mujeres y niñas, el empoderamiento de las organizaciones de mujeres ucranianas defensoras de los derechos humanos, la celeridad y transparencia en la investigación de los casos y la persecución y condena de los proxenetas.
Consideramos que la trata de mujeres y niñas en el marco del conflicto armado de Ucrania, utilizadas para la prostitución forzosa, la esclavitud sexual y todo tipo de abusos y violaciones de sus derechos, sea considerada un crimen de guerra y los perpetradores condenados en tal sentido.
¡NO A LA GUERRA!
