La evitable agonía de GAZA

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De 1000asuntos en 11 de agosto de 2025 . Mila Ramos.

Hace un par de décadas escribí un poema sobre Gaza en un libro que no hablaba ni sobre Palestina ni sobre esa parte del mundo; hablaba de la guerra y de la memoria que atesoran quienes sobreviven, hablaba de la muerte, de la perdida, del dolor…y de cómo en medio del caos y del sonido abrupto y disruptivo de las armas pueden surgir de repente y con brío los amores efímeros, esos quereres que tienen escrito el fin antes aún de empezar: y en medio de todo eso escribí un poema sobre Gaza, sobre la Gaza que conocí, sobre las mujeres de Gaza que conocí en una tierra sembrada hoy de muertos, de hambre, de destrucción masiva. 

Muchas veces me he preguntado a cuento de qué ese poema en ese libro. Ahora lo sé. Sé que la guerra ya estaba allí, en los campos de refugiados que se extendían a lo largo de la estrecha franja costera que es Gaza. La sombra de la guerra se asomaba  a las calles sin asfaltar, a los bloques de pisos vacíos, a la falta de agua. La guerra estaba en los pies descalzos de los niños y estaba, por encima de todo, en esa valla metálica que se abría y se cerraba a voluntad de Israel, que mucho antes de este genocidio que vivimos en directo y que será para siempre una vergüenza que como seres humanos nos perseguirá, antes del genocidio, Israel ya había condenado a Gaza y quien pudo no hizo nada. Quien pudo, quien hubiera podido, quien podría haber podido. Esa gente, la comunidad internacional, la Unión Europea y EEUU no hicieron nada, aún sabiendo, o a sabiendas, de que Gaza era una prisión, un gueto. 

Y ahora que Gaza agoniza y a punto está de cumplirse la sentencia final nadie para a Israel. Los nadie a los que me refiero no somos nosotros, los que escribimos y colgamos carteles y lemas porque tanto dolor nos conmueve y nos aterroriza y porque luchamos por sentirnos un poco humanos, y sentir el dolor de los otros nos humaniza. Y pedimos sanciones económicas y boicot a los productos de Israel y embargo de armas…y pedimos despojados como estamos del poder para hacer, para decidir que los niños y las niñas de Gaza dejen de ser asesinados, dejen de estar hambrientos, para que los y las gazatíes tenga una oportunidad después de más de 60.000 muertos, que serán memoria activa y subversiva.

Esto se podría haber evitado desde el minuto 2, pero otra vez falló la diplomacia y se impuso el genocidio televisado, la limpieza étnica planificada, un crimen contra la humanidad perpetrado con total impunidad. No nos llamemos a engaño, el genocidio que se está cometiendo con la población de Gaza no es una tragedia inevitable: es el resultado de intencionadas decisiones políticas durante décadas, de armas vendidas, de alianzas ciegas, de complicidad activa y de una comunidad internacional que prioriza intereses geoestratégicos y económicos sobre vidas humanas.

Yo estoy desposeída del poder, soy una paria frente al aparato del poder sistémico y depredador y mi voz apenas tiene impacto; pero yo estuve allí y recuerdo los ojos cuajados de esperanza de las mujeres de Gaza, sentadas en los umbrales de cemento de sus viviendas, presagiando la tragedia. Así que si, por pequeña que sea mi voz, es una voz y como ciudadana tengo el derecho de exigir:

•​El cese inmediato e incondicional de todos los bombardeos y ataques contra la población civil.

•​El levantamiento del bloqueo que asfixia a Gaza desde hace casi dos décadas

•​Sanciones efectivas contra el Estado de Israel hasta que cumpla íntegramente con el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.

•​Apertura de corredores humanitarios seguros bajo supervisión internacional.

•​Enjuiciamiento de responsables políticos y militares ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

•​Reconocimiento pleno e inmediato del Estado de Palestina y del derecho del pueblo palestino a vivir libre, con dignidad y soberanía.

Mañana será demasiado tarde.


gaza

en las calles de gaza los niños

andurrean descalzos por la arena

las niñas hierven agua recogen los jergones

golpean las alfombras se peinan el cabello

con los dedos para quitarse el polvo y la arena

las mujeres se sientan en el suelo

con las puertas abiertas

se defienden del azorado sol

cubriendo sus cabezas

con lienzos blancos

hablan de hombres del hambre de la guerra

se lamentan a veces se lamentan

por los hijos heridos o perdidos

mientras los niños chicos

juegan a convertirse en hombres

y las niñas se niegan a crecer

porque no quieren verse sentadas

en el suelo con las puertas abiertas

criando tantos hijos

que habrán de ser heridos o perdidos

si un dios no la remedia

quién sino.


8000 razones para la memoria – Mila Ramos

2004 Editorial Torremozas. 

8000 razones para la memoria – Mila Ramos – Ediciones Torremozas